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Información y actualidad
El viaducto metálico más largo de España (624.85 metros de longitud y una altura de 49.85 metros en su parte mas alta). El proyecto fué realizado por el taller de Gustave Eiffel, concretamente por los alumnos y colaboradores Duval y Butilia. El Puente Del Hacho fué puesto en servicio el 22 de Marzo de 1898.
Para afrontar este proyecto, en 1889 se crea la Compañía de Los Caminos de Hierro del Sur de España, encargando las obras a la empresa francesa Fives Lille y modificando el trazado inicial, proyectado por Úbeda y Baza. En definitiva, esta fue la empresa que construyó el Puente del Hacho, cerca del límite con la provincia de Jaén, en el término municipal de Guadahortuna (Granada) y justo en el límite con el término de Alamedilla, a la salida de la estación denominada Alamedilla - Guadahortuna.
El proyecto del puente fue encargado al estudio de Gustav Eiffel, y fueron sus alumnos y colaboradores Duval y Butilia quienes, bajo la dirección y supervisión de Eiffel, realizaron el mencionado proyecto, que a principios de la década de los 90 ya estaba disponible. De este estudio forman parte obras civiles tan importante como La Torre Eiffel o el Puente de San Jorge en Oporto. Los trabajos de construcción del Puente del Hacho durarían hasta finales de 1897. Fue puesto en servicio el 22 de marzo de 1898.
La escasa documentación relativa al Puente del Hacho que quedara después de la sangrante guerra civil española, está desperdigada y guardada como recuerdos en manos desconocidas, aunque la Fundación de los Ferrocarriles Españoles (FFE) está realizando una importante labor de recuperación y catalogación documental.
El Puente del Hacho, observador mudo de la historia, ha sobrevivido durante más de un siglo, viendo pasar sobre su plataforma toda una gama de situaciones sociales y sometido a la actividad de grandes cambios políticos, pasando por dos repúblicas, otras tantas dictaduras, una guerra civil y largas épocas de dura represión social.
Todas se sirvieron del Puente de Hierro del Hacho para cruzar el valle del río Guadahortuna. Ya desde su construcción se convirtió en un claro referente de la ingeniería y de la arquitectura, al ser el puente de hierro mas largo de España. Socialmente, dio trabajo de forma directa a cientos de personas durante su construcción a lo largo de casi una década, originando un bullicioso poblado que se ubicó en los alrededores de la estación Alamedilla-Guadahortuna. Dicha población se mantuvo hasta la década de los años cincuenta, en que las condiciones de vida, endurecidas por una feroz posguerra, provocaron en Andalucía Oriental uno de los mayores éxodos de población de la historia moderna, dejando en menos de la mitad la población de la Hoya de los Montes Orientales de Granada. Para muchos de estos emigrantes, el Puente del Hacho fue el último recuerdo de su tierra.
Las piedras de La Solana es un lugar abrupto, formado por tres piedras gigantes que debieron servir, con toda seguridad de refugio musulmán, por el hallazgo de restos de cerámica, tumbas con ajuares, etc. haciendo la función de castillo natural.
Cuenta la leyenda. Se sitúa en el ultimo cuarto del siglo XV, cuando Alamedilla y otros municipios de los Montes Orientales se convirtieron en la última frontera, al norte, del Reino de Granada. La situación de estos territorios fue imprecisa y municipios cercanos como Galera y Castilléjar decidieron pasarse al bando cristiano por estar en desacuerdo con la llegada al trono de Muhammad IX tras la muerte de Yusuf IV, abuelo del príncipe almeriense Cidi Yahya al-Nayyar, con quien comienza nuestra leyenda. Cuentan que un familiar adinerado del citado príncipe almeriense, bien relacionado con los Reyes Católicos, era contrario a su primo Boabdil y había recibido la noticia de que los cristianos iban a iniciar una ofensiva definitiva contra el reino y que para poder protegerse él y a su familia debían viajar cuanto antes a Almería. Ya de camino, portando en mulos y caballos sus propiedades más valiosas, a pocos kilómetros de su casa, fueron asaltados por bandidos, que pasaron a todos a espada y cuchillo.
La escabechina fue tan grande y el botín tan enorme, que el propio Boabdil pidió que se investigaran los hechos y se persiguiera a los culpables. Los bandidos fueron pronto localizados y ajusticiados públicamente, pero del botín nada se supo, aunque todo el mundo apuntaba a que podía encontrarse en las Piedras de la Solana. En junio de 1901, en Haza del Peñoncillo, en la Cortijada de El Peñón, junto a las Piedras de la Solana, la propietaria del haza bajaba como todas las tardes desde hacía más de una semana desde el cortijo con la comida para los segadores, consistente en gazpacho aguado, puchero de garbanzos y algo de tocino. Su marido y su hijo mayor trillaban y aventaban el grano en la era de arriba, mientras ella cargaba los haces que le dejaban los tres segadores que habían contratado y los llevaba hasta la era. Sin embargo, esa tarde sería diferente, ya que Antonia no encontró a los tres segadores. Todo estaba en orden, pero sin rastro alguno de personas. Alertados todos los habitantes del cortijo, dieron una batida de búsqueda, sin resultados. Se avisó también a la Guardia Civil de Alamedilla, que tras investigar el caso lo dio por cerrado al no encontrar signos de violencia. Nunca más se supo de los tres segadores hasta que en el verano de 1932, en Haza del Peñoncillo, José López, agricultor de Alamedilla, cuando se encontraba con la azada abriendo camino para que el agua de la acequia llegara bien a todos los sitios, vio acercarse a un hombre mayor a caballo. José lo saludó y el hombre a caballo hizo lo propio. Después bajó de la cabalgadura, cogió de las alforjas una bota de vino y ambos bebieron y charlaron durante un buen rato. José López nunca recordó el nombre de aquel hombre, pero lo que sí quedó grabado para siempre en su memoria es la historia que le contó:
-Mis dos hermanos y yo éramos jornaleros. Huérfanos desde pequeños, nos dedicábamos a trabajar en el campo y en el verano de 1901 bajamos hasta la Cortijada del Peñón para segar. Allí nos cambió la vida para siempre, dijo mientras miraba las Piedras de la Solana. Segundos después siguió con su relato: -Yo había bajado a la fuente a por agua y cuando subía hacia el haza vi que mis hermanos me hacían gestos con la mano, como si persiguieran algo. Justo en ese momento un cabritillo montés salió de la cebada y pasó junto a mí como un rayo. Solté el cántaro y corrí tras él todo lo que pude, pero cada metro mío eran cinco del veloz animal. No lo hubiera cogido nunca. Sin embargo, lo vi meterse en una especie de cueva, corrí hasta la entrada de ella y esperé a que llegaran mis hermanos. Más que una cueva parecía un agujero. Decidimos penetrar en aquella gruta con la esperanza de que el animal estuviese allí escondido y ascendimos hasta llegar a una especie de sala ovalada muy poco iluminada. No encontramos ni rastro del animal, aunque algo nos llamó la atención. Todo el suelo era de roca, pero en el fondo de la cueva había sobre el suelo una especie de entarimado de madera. Lo pisamos y la tarima cedió, atrapándome el pie. Lo saqué con cuidado y empezamos a retirar las maderas, dejándonos sin respiración lo que encontramos bajo ellas. Allí había vasijas y platos de oro y plata, cofres llenos de monedas de oro, joyas con piedras preciosas y muchas cosas más. Nos asustamos al ver todo aquel tesoro y nos escondimos dentro de la cueva, esperando hasta la madrugada. Salimos con todo lo que pudimos cargar en nuestras camisas a modo de sacos y antes del amanecer fuimos río abajo hasta Alicún de Ortega. Allí compramos tres mulos y tres caballos con parte de una vajilla de plata. Cargamos todo lo que llevábamos en las alforjas y nos fuimos lejos para no levantar sospechas. Después de un tiempo prudencial decidimos volver a la cueva para tratar de llevarnos el resto del tesoro, que era mucho, pero por más que buscamos la entrada a la cueva jamás la encontramos. Fue entonces cuando optamos por repartir lo que sacamos la primera vez y cada uno hizo su vida.
Es un mirador ubicado en el cerro San Juan, desde donde se puede observar todo el pueblo y sus alrededores.
Mirador del cerrillo de San Juan es un mirador en Alamedilla, Provincia de Granada, Andalucía, se encuentra cerca del edificio público de Vestuarios del campo de futbito, así como de la instalación deportiva de piscina municipal.
Desde una espléndida atalaya se observa la población y todo su entorno. Entre otros punto nos indican la zona donde afloran los materiales que nos dan información sobre el máximo térmico del Paleoceno-Eoceno, hace 56 millones de años.
El museo fue inagurado en el año 2007. Esta situado en el centro del pueblo, mas concretamente en la segunda planta del hogar del pensionista. El museo ha sido creado con las aportaciones de los aperos de los propios vecinos del pueblo.
El museo consta de dos secciones:
-ETNOLOGIA: Esta parte concentra todos los aperos de labranza que utilizaron nuestros padres y abuelos, aqui también están los utensilios de cocina y del baño como es un castillejo, una lavativa, un lavabo y una radio.
-PREHISTORIA: Esta parte contiene todos los fósiles encontrados en toda la zona del pueblo. El fósil estrella es un amonite que pesa 40 Kg de peso.
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